El motivo de este viaje era y es estar yo sola conmigo misma. Pensar, cantar, leer. Sola, yo sola. Sentirme yo, vivir alejada un poco de todo lo ruidoso, de toda la mentira del mundo. Rodeada de la belleza que hace que cada mañana se me erice el vello. Vivir, vivir en un rinconcito. En mi rincocito. Lo que pasa es que no conte con que mis pensamientos también querían viajar. Estaban hartos de estar siempre en el mismo sitio y se han venido conmigo . No es que esté todo el rato pensado, la cosa ha mejorado en estos días. Pero.... siguen en mi mente. Algo que no me gusta. Me habría gustado dejarlos junto con todo lo inservible de esta vida. Junto con el móvil el ordenador.. todo aquello que en verdad no necesitamos para vivir. Aquí solo me traje libros, música y comida para poder sobrevivir al principio . Y ellos, mis pensamientos... entraron sin que me diera cuenta en mi maleta . Y con ellos el . El, aquel por el que lo he pasado muy regular todo este año.Y es irónico porque este a sido el mes que menos hemos hablado.Pero no es que halla estado llorando todos los días, nunca haría eso.No merece el llanto.Casi nada merece el llanto verdadero. Solo que he tenido un dolor de cabeza continuo durante 30 días de tanto pensar.Hasta que llegué aquí ,ya que, eso si, el dolor de cabeza si que me lo deje allí. Allí donde los sueños son en alta definición y tienen cierta duración según te permita Youtube.
Alguién toca al timbre y me sobresalto. Corro a la ventana y miro a la puerta. Nadie, absolutamente nadie sabe que estoy aqui. Me pongo nerviosa mientras bajo las pequeñas escaleras de la cabaña y llego hasta la puerta. No hay mirilla por lo que no se que puedo encontrarme. Vuelven a tocar, esta vez en la puerta. Abro y ahí, plantado, hay alguien que no conozco de nada.
- Hola, soy de la panadería.
- Hola - digo sonrriendo.
- Toma- me da una bolsa con una barra de pan - Es tarde y mi jefa me ha mandado a traertela, ha visto que no habias ido y no quería que te quedaras sin desayunar.
- Pero, yo no le he pedido que me trajera pan.
- No lo rechaces - dice el chico- Parece que le has caido bién, y eso que solo te conoce de apenas una semana. Que aproveche.
Y se marcha. Y yo me quedo mirando como vuelve a la panadería, entra y la señora que me ha regalado el pan me saluda desde dentro. Sonrio y le devuelvo el saludo. Me han alegrado la mañana. Cierro la puerta.
Creia que era invisible, transparente. Sin materia, que pasaba inadvertida por todos los lados a los que iba, pero sin embargo no. Nada más llegar fui a comprar pan con la maleta, y desde ahí todas las mañanas me levanto y voy a por pan . La señora es muy agradable pero no hemos cruzado más que dos palabras, la de que te pongo y yo ,una barra. Ademas, buenos días y que pases un buen día preciosa.
Con mi barra de pan me dirijo con nueva vitalidad y sin pensamientos a la cocina, decidida a cocinar algunas galletas y hacer un poco de té.Para las doce tendre las galletas listas, iré a la panaderia que no habra nadie e invitare a la señora para darle las gracias por sentirme un poco más visible.
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Espero que os gustee